Por Natalia Pérez Peña *
Desde el Diseño Gráfico, inspirados en la preocupación por el patrimonio gráfico —concepto en el que se ubica la producción bibliográfica—, y considerando la participación del Archivo Histórico de la Provincia de San Luís Bertrán de Colombia, habitado por cartas, folios y libros de profundo valor para la Orden de Predicadores y para la historia de la humanidad, se pretende describir grosso modo , a través de este texto, el contexto y desarrollo conceptual que orienta un estudio sobre el libro antiguo.
El libro en tanto testimonio y objeto de valor histórico por consecuente textual, debe entenderse como documento patrimonial (García, 2008), debido a ello, los estudios sobre su caracterización, usos, producción e historia han de ser razones fundamentales para comprender la evolución del Diseño Gráfico. Por su parte, el libro antiguo, vinculado a la impresión de caracteres alfabéticos a través del uso de piezas de metal intercambiables, conocido como la imprenta de tipos móviles o la impresión tipográfica, se desarrollará ampliamente a partir de este avance tecnológico que favoreció la difusión del conocimiento y la producción masiva de textos.
Es importante señalar que, el libro antiguo se constituye en una herramienta histórica que permite leer las condiciones o características de un contexto particular. Así lo reflejan países como Argentina, Brasil, Cuba, Guatemala, entre otros, en donde el fondo bibliográfico, las obras raras, los fondos raros y valiosos (García, 2011), manifiestan un interés especial por rescatar, describir y catalogar los libros que por sus condiciones y momento de producción hacen parte de este grupo, pues a través de ellos se accede a una porción importante de la realidad histórica de un país.
No obstante, el libro antiguo adquiere unas proporciones de significación que provienen de dos caminos diferentes y que llevan a describirlo con mayor precisión: el primero de ellos, lo ubica en la producción generada a través de la impresión tipográfica, justamente desde el momento en que esta última nace, es decir, desde mediados del siglo xv hasta el momento en que las instituciones que lo custodian y segunda tal definición, lo definan o, incluso, hasta finales del siglo XVIII (Pedraza, 2003). El segundo camino, instaura una definición desde las condiciones proporcionadas por la Bibliografía Material que considera al libro antiguo como un objeto manufacturado de valor cultural, histórico y patrimonial (García, 2011).
Colombia no es la excepción y los Fondos Antiguos se encuentran en un referente de altísimo valor para el estudio de este tipo de libros desde tres perspectivas: la primera para el diseño gráfico, el cual en tanto disciplina proporciona los elementos del lenguaje visual y herramientas conceptuales para el análisis así este retribuye al diseñador gráfico investigador con unos resultados de orden académico en favor del reconocimiento de su quehacer. De ahí que Villagómez (2014) afirme: “Las páginas de los libros antiguos, son reflejo de su contexto y por tanto de los cánones estéticos de su época, por tanto, los diseñadores editoriales actuales pueden aprender de ellas y hacer de este conocimiento un saber funcional ”.
La segunda perspectiva se orienta hacia el archivo histórico, el cual, sin contar con una catalogación del Fondo Antiguo, proporciona un valioso insumo desde la diversidad temática, simbólica y plástica para una reflexión sobre el patrimonio gráfico y su divulgación. La tercera, para la historia del libro en tanto resultado de la evolución misma del ser humano y la necesidad de comunicar y dejar una evidencia de lo vivido. Sin embargo, será “la necesidad de construir y reconstruir tradiciones y relatos históricos, y de localizar el origen de una producción escrita” (Garone, 2012, p. 60), lo que motivará el estudio de la producción bibliográfica y catalográfica para otorgar a este tipo de objetos su valor histórico y patrimonial.
Los Fondos Antiguos gozan de una diversidad temática y gráfica muy amplia. Es así, que al enfrentarse a este producto social: es maravilloso reconocer el pergamino de color amarillento que, aunque deteriorado en sus extremos, aún lo sigue protegiendo: sus páginas internas usualmente de papel trapo, grueso, en ocasiones manchado por la tinta de la pluma con la que el lector hacía sus anotaciones trasladan al investigador a otro tiempo. El orden preciso determinado por la jerarquización de textos que a través del puntaje de la letra refleja el cuidado y precisión de las portadas de estos libros. La conciencia plena de la disposición en dos columnas que aseguraba un patrón articulado a los reclamos —presencia de las primeras letras de la palabra con que inicia la siguiente página—.Las capitales y capitulares que fungen como ilustraciones al recrear escenas o, en su defecto, elementos ornamentales una u otra, acompañan permanentemente cada libro. Por supuesto, las gráficas con que de manera concreta se ilustran el tema desarrollado por cada libro. Todas estas características son solo una parte de la cantidad y diversidad de componentes que conserva el libro antiguo y son la invitación para continuar trabajando en el reconocimiento de la producción bibliográfica a través de su tipología, elementos compositivos, anatomía, ornamentación, caracterización tipográfica, cualidades ilustrativas, etc .;puesto que con ello se reafirma la necesidad de difundir un patrimonio que no sólo refleja la historia del producto en sí mismo, sino que permite reconocer las condiciones de un contexto, la evolución histórica del libro y por ende,
Finalmente, estas cavilaciones se reflejan en las figuras 1, 2 y 3 como parte del registro desarrollado en el proyecto de investigación Descripción y análisis del libro antiguo en la comunidad de los Padres Dominicos.
Figura 1. Disputationes de Metalogica. Fuente: Archivo Histórico de la Provincia de San Luís Bertrán.
Figura 2. Fragmento del libro Divi Thomae Aqvinatis Doctoris Angelici. Fuente: Archivo Histórico de la Provincia de San Luís Bertrán
Figura 3. Glorias de la Virgen. Fuente: Biblioteca del convento Santo Domingo, Tunja
Referencias
García, I. (2011). Secretos del estante. Elementos para la descripción bibliográfica del libro antiguo. México: Universidad Autónoma
de México.
Garone, M. (2012). Fuentes para el estudio de la tipografía, la imprenta y el libro antiguo mexicano (1539-1821). Pecia Complutense, 9 (17), 59-84. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.
Pedraza, JM, (2003). El libro antiguo 1ª edición. Madrid: Síntesis.
Villagómez, C. (2014). Elementos del libro antiguo y su reutilización en el diseño gráfico actual. Revista Interiorgráfico, 14. Recuperado de https://www.interiorgrafico.com/edicion/decimo-cuarta-edicion-octubre-2014/elementos-del-libro-antiguo-y-su-reutilizacion-en-el-diseno-grafico -real
Este trabajo es producto de la investigación Descripción y análisis del libro antiguo en la comunidad de los Padres Dominicos.
* Natalia Pérez Peña es magíster en semiótica de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Diseñadora gráfica de la Universidad de Boyacá. Docente Facultad de Diseño Gráfico. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.
Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la Universidad Santo Tomás.
Revista Sol de Aquino. ISSN 2744-8487 (En línea) Número 18 2020